17 Oct ¡ME DUELE EL HOMBRO!
Esta es, tanto la típica frase que te dice un gran número de personas usuarias de silla de ruedas como el comentario que suele soltar mucha gente al conocer que eres fisioterapeuta. Y es que, el dolor de hombro es el 3º motivo de dolor musculoesquelético (dolor muscular, articular…) en la población en general. Si observamos los datos en la población usuaria de silla de ruedas los datos se disparan y, en muchos casos, llegan a ser más que preocupantes.
Lamentablemente, este tipo de dolor está tomando el control de innumerables vidas. Nos puede condicionar en actividades tan básicas como coger un vaso de agua, realizar una transferencia a la cama, autopropulsarse en la silla, manejar nuestra handbike, peinarnos, ponernos una camiseta o incluso llevar nuestra mano a la boca. La limitación en este tipo de acciones va conduciendo poco a poco a reducir nuestra actividad física, nuestras relaciones sociales, adquirir un estilo de vida más sedentario y finalmente reducir nuestra calidad de vida. Porque, a día de hoy, sabemos con total exactitud que no podemos separar la parte física de la psicológica y de la social. Todas ellas están interconectadas y influyen directamente unas con otras. Y es así, como encontramos el modelo médico actual, el modelo biopsicosocial, del cual ya hablaremos en profundidad más adelante.
Por suerte, debido a que es un problema común en el deporte, sobretodo en el béisbol. Se han invertido grandes cantidades de dinero en investigar porque aparece, que lo puede provocar y cuales son las opciones más eficientes para tratarlo. A pesar de los grandes esfuerzos, tanto académicos como económicos, aún no se entiende al 100% toda la patología alrededor del hombro, ya que es una de las articulaciones más complejas que tenemos en nuestro cuerpo humano. Un ejemplo de ello es, que no se limita a una sola articulación como solemos pensar, sino que está formado por 5 articulaciones, 3 articulaciones verdaderas y 2 falsas. Y estarás pensando, como puede haber articulaciones falsas, menudo farsante el Alejandro. Pues no, si nos basamos en la definición de la Real Academia Española de la Lengua del termino articulación “unión de dos huesos” la articulación acromiohumeral y la escapulo-torácica son falsas puesto que no están unidas. Y a parte, que esto no lo digo yo sino la evidencia científica. Echadle la culpa a ellas si queréis. Pero bueno, el objetivo es mostraros que no se reduce a una articulación y el movimiento de las 5 que la forman influirá directamente en la funcionalidad y en la sintomatología.
Una de las propiedades que más caracterizan el hombro es su gran movilidad. Esta puede darse a expensas de su estabilidad, ya que el contacto entre la cabeza del humero y la fosa glenoidea de la escápula (donde articula) es tan pequeño que se suele comparar con la relación que hay entre una pelota de golf y el tee (soporte donde se coloca la pelota). Este hecho hace que la estabilidad dependa de los estabilizadores activos (el manguito rotador principalmente) y los estabilizadores pasivos (cápsula articular, ligamentos glenohumerales, ligamento coracohumeral…). Spoiler: principalmente solo podremos adaptar y entrenar los estabilizadores activos. Estas estructuras con el tiempo pueden verse superadas por las demandas a las que se somete el hombro y empezar a desarrollar síntomas, por ejemplo, dolor. Ya que, el dolor, no es más ni menos, que la señal de alarma que tiene nuestro cuerpo para advertirnos de un peligro potencial y que actuemos al respecto.
Ante un dolor de hombro que perdura en el tiempo, que no responde al tratamiento o que llega a despertarnos por las noches, lo primero que debemos hacer es visitar a un/a profesional sanitario que pueda ayudarnos, como, por ejemplo, un/a médico/a o un/a fisioterapeuta. Tras una buena valoración, en la que descartemos primeramente procesos más serios, obtendremos un diagnóstico sobre cual es el supuesto origen del dolor (rotura parcial/total manguito rotador, tendinopatía manguito rotador, columna cervical, inestabilidad glenohumeral, hombro congelado…). Generalmente, el mayor porcentaje de dolores de hombro está relacionado con el manguito rotador. Este porcentaje aumenta aún más si la persona que lo presenta es usuaria de silla de ruedas, puesto que las demandas a las que somete el complejo del hombro son mayores.
Además de las elevadas demandas, encontramos una serie de factores que favorecerán el desarrollo de la patología y de este dolor, como son la debilidad de la musculatura, la edad, el sexo, tiempo de usuario/a de silla de ruedas, niveles de actividad, índice de masa muscular elevado, diabetes…
Bueno, y diréis, Alejandro con todo lo que nos acabas de decir, yo, siendo usuaria/o de silla de ruedas, estoy condenada/o a desarrollar y sufrir dolor de hombro, ¿no?
Pues la verdad es que NO, gracias a numerosas investigaciones se han observado ciertos tratamientos que ayudan a mejorar el dolor y reducir la discapacidad ocasionada por este, mejorando así la calidad de vida en general.
Y estaréis pensando, venga va cállate y dinos cuales son.
¡Allá vamos!
¿Qué nos dicen las guías de práctica clínica?
- Todas las guías actuales recomiendan modalidades de tratamiento activo, como un programa de ejercicio.
- Inyecciones de corticoesteroides y prescripción de AINES (Antiinflamatorios No Esteroideos) se presentan como modalidades que podría ser recomendables para reducir el dolor. Sin embargo, las inyecciones nunca deberían ser la primera opción de tratamiento.
- La Terapia Manual puede ser integrada, como terapia adicional al ejercicio, en las fases iniciales del tratamiento.
- Recomendaciones respecto a intervenciones quirúrgicas varían a lo largo de las guías. Sin embargo, se descarta rotundamente desde el 2017 la cirugía descompresiva del hombro, ya que no aporta ningún beneficio superior al aportado por el placebo, la historia natural de mejora de la patología y al periodo de relativo reposo seguido de una rehabilitación graduada. A pesar de ello, aún se siguen realizando.
Encontramos, además, evidencia moderada de que no produce ningún efecto terapias que venían siendo prescritas para tratar esta dolencia: la terapia con láser, ondas de choque, Taping, ultrasonidos o ondas electromagnéticas pulsadas.
Así que, como acabamos de decir, el tratamiento que ha demostrado tener más efectividad para tratar el dolor de hombro relacionado con el manguito rotador no es nada más y nada menos que… ¡EL EJERCICIO FÍSICO!
Pero… no todos los ejercicios nos valen, ni tampoco realizarlos de cualquier manera. Deben ser ejercicios bien pautados, con carga progresiva bien monitorizada. Y aún, así la mejora no siempre es lineal. Como en todo proceso puede haber altibajos, y esto, señoras y señores, es vital entenderlo y no abandonar a la primera de cambio. La evidencia y la experiencia clínica nos dice que se requieren mínimo 12 semanas para obtener mejorías clínicas significativas, pero algunas personas requieren más (hasta 24 semanas).
Lo que es importante recordar, es que se pueden conseguir resultados positivos con personas de diferentes edades, duración y severidad de síntomas. Así que, NO TE QUEDES DE BRAZOS CRUZADOS, ¡PODEMOS AYUDARTE!
Os esperamos a todas las personas interesadas, el 27 de octubre sobre las 18:00h en la sede del Taller de Independencia o online a través de nuestro canal de Youtube. Si tenéis alguna duda podéis contactar con nosotros a través del correo tallerdeindependencia@gmail.com o a través de Instagram taller_de_independencia.
-Alejandro Mariano Tomás-